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Una historia de vida a plenitud

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Sonriente, dispuesta, agradable, así es doña María Magnolia Gamboa Gil, la usuaria más longeva del programa de Gerontología de Comfamiliar Risaralda, una mujer admirable, ejemplo de rectitud. Nació el 20 de julio de 1923, en Anserma Caldas y pronto cumplirá cien años de edad, un siglo de vida.

Sus primeros años fueron tranquilos y felices, en la finca que tenía su padre, Enrique Gamboa, ella aprendió no solamente a ver la naturaleza y contemplarla sino a domar los caballos y realizar los trabajos del campo, lo que combinaba con sus estudios. Cuando creció y por los azares del destino llegó con su esposo José Vicente a la ciudad de Pereira a finales de la década de los 40. Ya traían una hija Beatriz Stella y aquí nacería su hijo José Carlos. Durante esta fase no solamente se dedicó a sus hijos, sino que comenzó su labor artística, a Pereira llegó un famoso pintor ecuatoriano llamado Jorge Dávalos y con él inició sus estudios, entonces se iba al campo por los lados del río Otún hacia arriba a pintar los hermosos paisajes en compañía de su profesor y de su amiga Noemí Salazar.

Su hogar se fue poblando poco a poco de cuadros, libros, cerámicas, tallas en madera que ella realizaba. Su esposo era maestro quien facilitó y promovió la participación de ella y sus hijos en actividades culturales desde muy temprano, ballet y teatro. Además, se vinculó al Instituto de Bellas Artes de la Universidad Tecnológica de Pereira en los cursos de extensión cultural y obtuvo distinciones por su trabajo artístico. También se destacó por su labor como modista, con su emprendimiento cuyo aviso decía: “Alforzas, Zig Zag, Ojales, Bordados”.

Con el paso de los años ha preservado su capacidad de trabajo, vitalidad y alegría. Como toda persona atravesó momentos difíciles, sin embargo, los superó. Hoy a la edad que tiene no ha claudicado, utiliza el celular y la tablet para comunicarse con sus seres queridos, además está en constante actualización sobre temas sociales y políticos del país. Su gran orgullo son sus dos hijos, cuatro nietos, cuatro bisnietos y familia, quienes han sido para ella sus grandes amores en la vida.

Ingresó al programa de Gerontología de Comfamiliar Risaralda hace 12 años luego del fallecimiento de su esposo, desde entonces participa en los programas de estimulación cognitiva, pintura, dibujo, actividad física, disfruta los juegos de mesa y los paseos, lo que le ha permitido estar con un agradable grupo de compañeras, compañeros y un selecto equipo de profesionales, de esta manera ella ha conservado su excelente estado de salud y calidad de vida, en su familia consideran que es un programa de alto nivel para los adultos mayores y es el más adecuado para las personas pensionadas o en proceso laboral para el buen manejo de su tiempo libre.

En Comfamiliar nos sentimos felices de contar con usuarios como doña María, contribuir a su calidad de vida a través de nuestros servicios y brindarle un espacio acogedor que sienta como su segundo hogar, el apoyo a los adultos mayores será siempre una de nuestras prioridades.

Con información de Comfamiliar Risaralda

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