- Crear un nuevo régimen de protección social universal con un ingreso básico, extender los subsidios de emergencia y garantizar la inclusión digital a toda la población, son algunas de las propuestas de la CEPAL para la recuperación económica.
- Impulsar el crecimiento de las empresas es un mecanismo para afrontar la informalidad: Juan Chacaltana de la OIT.
En la mayoría de países, durante los últimos meses se ha aumentado la desigualdad, la pobreza, vulnerabilidad económica y social, las brechas de género y etnia. Se proyecta que el PIB de América Latina y el Caribe caerá 9,1% en 2020 y la desocupación aumentará en 18 millones de personas, afectando a 44 millones.
Además, la alta informalidad laboral y débiles sistemas de protección social amplifican los efectos económicos y sociales de la pandemia. En América Latina más de la mitad de la población económicamente activa no tiene protección laboral, ni salud, ni pensiones. Por está razón, la experta destacó la necesidad de crear un nuevo régimen de protección social universal con un ingreso básico, que genere certezas ciudadanas.
En medio de la actual situación, los países han hecho esfuerzos fiscales en promedio de 4,1% del PIB acompañados de garantías estatales de crédito de hasta 10% del PIB, para la implementación de ingresos básicos de emergencia, exención de impuestos, subsidios y periodos de gracia a empresas, entrega de alimentos, medicinas, equipos de sanitización, subsidios a salarios, seguros de desempleo, avance de pensiones y apoyo al sector de salud.
Bárcena presentó algunas propuestas para que los países logren la recuperación y reactivación económica:
- Extender el ingreso básico de emergencia por 12 meses a toda la población en pobreza, ampliación de plazos y períodos de gracia en los créditos a empresas.
- Proporcionar una canasta básica digital para garantizar inclusión digital universal, pues más de 40 millones de hogares no están conectados.
- Políticas fiscales y monetarias expansivas que sostengan un periodo más largo de gasto con instrumentos no convencionales nacionales e internacionales.
- Más integración regional y solidaridad internacional: alivio de deuda y pago de intereses en Centroamérica y el Caribe y crear un fondo de resiliencia.
- Planes de recuperación con creación de empleo, sustentados en acción climática, sostenibilidad ambiental, soluciones basadas en la naturaleza e infraestructura básica en zonas rurales y urbanas.
- Pactos políticos y fiscales para una protección social universal, progresiva y redistributiva.
Por su parte, Juan Chacaltana, especialista Senior del Departamento de Políticas de Empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), destacó que América Latina tiene una tasa de desempleo informal del 53.1 por ciento, la cual es muy alta comparado con el nivel de desarrollo que hay en la región.
Afirmó que cambiando las estructuras de producción se puede reducir la informalidad. “La escasez de empresas de gran tamaño en los países de América Latina evita una mayor formalidad, por lo que hay que alentar a la creación de empresas medianas y grandes, sin dejar de lado las pequeñas”.
Así mismo, resaltó que el crecimiento económico de las regiones es un aliado de la lucha contra la informalidad, pues genera incrementos en la productividad, motivando a que negocios y empresas puedan transitar hacia la formalidad, en todos los sectores y de forma generalizada. “Es importante definir políticas de formalización, para lograr intervenciones coordinadas y estratégicas, y recordar que la transición a la formalidad toma tiempo. En América Latina reducir 10 puntos la informalidad tomo una década”, mencionó Chacaltana.