Publicado 4 de noviembre de 2020

¡Familia no solo es una!

La familia es un referente fundamental en la vida de los seres humanos, tan natural parece ser su vínculo que preguntarnos sobre su significado nos enfrenta a una reflexión personal, emocional e incluso física. De allí que las aproximaciones conceptuales se hayan adaptado y transformado, respondiendo a dinámicas económicas, culturales, religiosas, jurídicas y de salud de la población -solo por mencionar algunas variables-.

Veamos cómo diferentes disciplinas se ocupan del tema. Empecemos por la jurídica: la definición que aparece en el artículo 42 de la Constitución Política de Colombia dice que la familia “es el núcleo fundamental de la sociedad” y reconoce que puede constituirse a partir de vínculos naturales, que comúnmente llamamos de sangre o jurídicos como el matrimonio o la adopción legal. En lo teológico, para algunas religiones como la católica, cristiana y el judaísmo, prevalece la concepción de un argumento que representa la unión de un hombre y una mujer. Por otra parte, la sociología la define como un grupo social básico que se conforma por parentesco y la más antigua de las instituciones humanas que permite la transmisión de valores y tradiciones de una generación a otra. En la ciencia política se cimienta la definición de familia como el primer modelo de las sociedades políticas.

En un estudio sobre el concepto interdisciplinario de la familia, Eduardo Oliva y Judith Villa, docentes e investigadores de la Universidad Autónoma de Morelos, México, señalan que “la familia es el grupo de dos o más personas que coexisten como unidad espiritual, cultural y socio-económica, que aún sin convivir físicamente, comparten necesidades psico-emocionales y materiales, objetivos e intereses comunes de desarrollo, desde distintos aspectos cuya prioridad y dinámica pertenecen a su libre albedrío: psicológico, social, cultural, biológico, económico y legal”.

La definición también varía para los economistas, quienes la definen como Economía Doméstica o Familiar y en el que se ve al hogar como la unidad de gestión en la que se abordan temas como ahorro, consumo, gasto e inversión.

En este punto, es importante señalar que en Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, estableció una diferenciación entre familia y hogar, donde asume como definición de familia “el conjunto de personas entre las que median lazos cercanos de sangre, afinidad o adopción, independientemente de su cercanía física o geográfica y de su cercanía afectiva o emocional” y lo diferencia del hogar, entendido como “una persona o grupo de personas, que pueden o no tener vínculos de consanguinidad, que ocupan la totalidad o parte de una vivienda, comparten las comidas y reconocen como autoridad a una sola persona (jefe del hogar)”, mostrando que, aunque entre ellas hay una estrecha relación no son lo mismo.

 

Buscando el árbol familiar. La familia colombiana

La tradición española dejó un modelo de familia llamado “nuclear”, que se conformaba por una pareja -de hombre y mujer- y sus hijos. Pero, las estructuras de nuestros pueblos ancestrales, indígenas, nos marcaron con una concepción más amplia donde más allá del parentesco, la comunidad se constituía como parte de la familia, un ejemplo de ello son los clanes o linajes. Gracias a estas dos visiones se abre la interpretación de una familia extendida que incluye a primos, sobrinos, abuelos, tíos… todos como una red de cuidado y amor que nos ayuda a encontrar nuestro lugar en el mundo, o por lo menos a encontrar un lugar en esas fotos que se guardan con cariño en los álbumes familiares. Esa diversidad teje una comunidad que trasciende los vínculos de sangre para vincularse a través de los hilos del afecto.

 

Transición demográfica, puente cultural

El Ministerio de Salud y Protección Social explica en el estudio “Envejecimiento demográfico. Colombia 1951-2020”1 que, desde finales del siglo XX en Colombia, la transición demográfica ha estado determinada por la disminución de la mortalidad y la transición de la fecundidad. “Esta transición se ha caracterizado históricamente por un descenso de la mortalidad en la década de los treinta y una disminución de la fecundidad a partir de los años sesenta del siglo XX, lo cual incidió en el envejecimiento poblacional; una evidencia de este proceso es el aumento de la tasa de crecimiento poblacional a medida que las cohortes envejecen”, señala el estudio.

El estudio del Ministerio de Salud también aborda que, desde el principio del siglo XX, en Colombia se dieron grandes cambios demográficos y socioeconómicos, producto del proceso de urbanización paralelo a la industrialización en los años treinta.

Como hemos mencionado, en las familias se registraban muchos miembros de lo que hoy conocemos como la familia ampliada abuelos, primos, tíos, entre otros. Sin embargo, los roles de género marcaban las relaciones: la autoridad era del padre, quien por demás tenía las funciones de proveedor y cuya vida transcurría en gran medida fuera de las paredes de la casa; la mujer por su parte se encargaba de las labores de cuidado de los niños, los mayores y la casa, teniendo sobre sus hombros la responsabilidad de la educación moral y el bienestar.

En esta época, la religión jugaba un papel fundamental, puesto que, bajo sus criterios, se buscaba sustentar los lazos familiares con imposiciones morales, al punto que los hijos nacidos fuera de los matrimonios católicos eran considerados “ilegítimos” y no contaban con los mismos derechos de aquellos nacidos de un matrimonio formalmente establecido.

También vale la pena señalar que en esa época se invisibilizaban otras conformaciones como las de madres solteras con hijos o mujeres viudas con sus hijos.

Poco a poco esos estrictos modelos se han ido transformando, especialmente a mitad del siglo, donde las condiciones sociales y económicas sufrieron grandes cambios con avances en las libertades civiles y en poner sobre la mesa la discusión sobre la equidad de género.

De acuerdo con el Ministerio de Salud, el aumento del nivel educativo de la población y en particular el de las mujeres, junto con su incorporación masiva al mercado de trabajo, el desarrollo científico y tecnológico y con ello el descubrimiento en 1951 de la píldora anticonceptiva, sumado a la reducción de la mortalidad -especialmente la infantil- marcaron la línea evolutiva en el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

De esta manera el reconocimiento de la mujer como eje del desarrollo, así como las movilizaciones sociales de la década de los 60 en pro de los derechos civiles, el feminismo y la lucha por el medio ambiente, han encontrado sus detonantes incidiendo en la transformación de las estructuras familiares creando a su vez un ambiente favorable para el cambio demográfico y el envejecimiento poblacional.

Con estas nuevas dinámicas se empieza a debilitar esa estructura patriarcal y se transforman las relaciones entre las parejas, entre los padres y los hijos e incluso entre los hermanos, fluyendo hacia acciones más democráticas donde esa división de roles dentro y fuera del hogar se adapta a las necesidades de nuevas familias por medio de la redistribución del trabajo doméstico y de las tareas de cuidado. Surge también el reconocimiento social de las familias conformadas solo por la madre o el padre y sus hijos, y se reconocen los derechos iguales a los hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio.

 

Hacia una sociedad de cabellos de plata

Si bien la tendencia que muestra Colombia es que la sociedad está en un proceso de envejecimiento, hay otra connotación que lleva ese cambio demográfico y es el debate que plantea en los sistemas de cuidado y en la economía del cuidado porque la organización de las familias, en la medida que más personas deciden, por ejemplo, no tener hijos, llevan a una respuesta institucional que prevenga situaciones como la pobreza oculta que viven en algunos casos los adultos mayores.

Sobre este tema, Diana Restrepo, coordinadora de servicio de actividad física de Confa, señala que desde hace tres décadas la Caja de Compensación ha dado un giro en su prestación de servicios, atendiendo los cambios en la población, y haciendo un énfasis en el cuidado del adulto mayor. “La experiencia de nosotros se ha basado en las necesidades que los adultos mayores nos han venido manifestando. Empezamos hace tres décadas con un programa de actividad física, pero se ha ido transformando no solo a un tema de bienestar sino también de generar entornos amigables para la población adulto mayor. De ahí surgen programas transversales que son formadores para las familias y educativos que dan herramientas, no solo a la población mayor, sino también a los cuidadores y las familias”, anota.

Uno de los ejemplos de cuidado que está tomando fuerza entre los afiliados es el taller de cuidadores que ofrece Compensar y en el que le enseña pauta de autocuidado para las personas cuidadoras de adultos mayores con el fin de conseguir un equilibrio emocional. También los planes de bienestar son la carta de presentación de muchas Cajas de Compensación en las que se destaca el plan de envejecimiento activo que lidera Comfaboy.

El Sistema de Subsidio Familiar de Colombia ha sido reconocido como una protección integral de las familias y ha evolucionado en su oferta para atender a los diferentes miembros.

Justamente, el DANE resalta en su documento el proceso de diversificación de las familias que se viene dando tanto en Colombia como en Latinoamérica, pues para 2014 era notorio el aumento de las familias uniparentales (aquellas donde sólo está presente el padre o la madre); los hogares sin hijos; los hogares unipersonales, así como la incorporación del reconocimiento de las parejas conformadas por personas del mismo sexo.

Actualmente, el 60% de las familias en Colombia tienen la estructura de las familias nucleares compuestas por padre, madre e hijos, lo que evidencia la modificación y coexistencia de múltiples formas de familias y hogares. También se presentan cambios en el promedio de personas en los hogares que se relaciona con la tendencia en la disminución en el número de habitantes. Adicionalmente, la disminución en el número de hijos, el aumento de parejas en “unión libre”, el incremento de las separaciones o rupturas conyugales y el de las familias reconstruidas que son aquellas conformadas por parejas donde uno o ambos han tenido parejas estables anteriores e hijos producto de las mismas, muestra cómo cada vez la conformación estructural de las familias se relaciona con la evolución misma de la sociedad, su forma de relacionarse, de pensarse, de protegerse, de amarse, porque son las familias nuestro primer espacio tanto de libertad como de igualdad.

Las familias en Colombia son ese refugio de protección y seguridad para las personas. Y sin diferenciar entre familias de sangre o de elección que se forman por las historias de vida, resulta clave entender que son la base de cualquier sociedad y el núcleo económico y político que determinan los avances en los acuerdos para el desarrollo de un país.

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