Publicado 4 de noviembre de 2020

El futuro de las nuevas generaciones

Ante un escenario de retorno gradual y progresivo a los escenarios educativos, es muy importante que los padres y docentes mantengan articuladas sus acciones y propósitos.

La primera infancia tampoco pudo evadir el fuerte impacto de la emergencia sanitaria y en un corto tiempo tuvo que ver cómo su colegio y su hogar compartían el mismo espacio, pero sin la posibilidad de compartir tiempo con sus amigos y jugar en los recreos.

A esto también se le suma lo que han tenido que asumir los padres de familia, quienes además de tener que trabajar desde casa, deben procurar por una convivencia armoniosa y establecer con sus hijos los momentos para el estudio, los tiempos para las obligaciones y los espacios para el esparcimiento, situación desafiante cuando todo esto sucede en un solo lugar.

Por eso es primordial partir de una idea relevante: la educación inicial es fundamental en el desarrollo cerebral de los niños y niñas de 0 a 6 años de edad, además de que se ha señalado que esta etapa de la vida es clave para el desarrollo cognitivo más adelante, junto con la nutrición adecuada y el cuidado por parte de su familia, representado en el amor y bienestar.

Sobre este fenómeno, Jaime Rafael Vizcaíno, Director de Primera Infancia del Ministerio de Educación Nacional, afirma que las niñas, niños, familias, maestros y maestras han experimentado grandes cambios en las dinámicas sociales y rutinas cotidianas, debido a la pandemia. “Esto ha sido una gran oportunidad para valorar los espacios que habitamos, las personas con quienes compartimos, al igual que para fortalecer los vínculos al interior de la familia y estrechar el trabajo con los escenarios de educación inicial”.

Igualmente, sostiene que los niños y niñas saben que el hogar y el entorno educativo son diferentes y tienen dinámicas, rutinas y formas de organización distintas. Si bien estamos desarrollando actividades educativas en el hogar, anota, las niñas y niños saben que no son los mismos espacios y que ellos disfrutan estar con sus amigos, con sus maestras y maestros, jugar con los materiales que se disponen en los ambientes, moverse, correr, saltar, trepar, expresar sus emociones sin interrumpir las actividades de familiares y vecinos; así que cree que el regreso progresivo bajo el esquema de alternancia será una posibilidad para las niñas, los niños y las familias que acojan esta nueva dinámica.

Al respecto, Moisés Wasserman, profesor y exrector de la Universidad Nacional de Colombia, en su columna “Regreso a las aulas II”, publicada en El Tiempo escribe que: “Los niños son personas extraordinariamente inteligentes y sensibles. Ellos captan las señales que enviamos; están tratando de comprender qué nos pasa y construyen hipótesis explicativas. Hay que apoyarlos hablándoles claro, dándoles datos ciertos y evitando daños psicológicos. El sentimiento de que su colegio es una amenaza y que el otro, su amigo, es un peligro, tiene efectos desastrosos. Una tarea prioritaria de los educadores cuando amaine esta tormenta será ayudarlos a recuperar confianza en ellos mismos y en sus compañeros, en su colegio y en sus maestros, es decir, en su mundo”.

Y añade: “Los niños, además, podrán ser aliados importantes en la construcción de la convivencia con la pandemia. En muchos hogares son los niños los que traen la información correcta; los niños les enseñan a sus padres el uso de los medios virtuales modernos, los niños pueden convencerlos de usar las normas de comportamiento, que ellos entenderán mejor gracias a su colegio”.

En tanto que, según Vizcaíno, la emergencia sanitaria evidenció que es necesario estrechar el trabajo conjunto entre familias, maestras y maestros, para promover experiencias que potencien el desarrollo y aprendizaje de las niñas y niños.

“Ahora, ante un escenario de retorno gradual y progresivo a los escenarios educativos, es muy importante que las familias y docentes mantengan articuladas sus acciones y propósitos, con el fin de ofrecerles a las niñas y niños consistencia, seguridad y armonía en todas sus actividades, tanto en el hogar como en los espacios educativos”, precisa Vizcaíno.

Para Ariel Arias González, Subdirector de Educación de Comfenalco Quindío, los niños y las niñas en la primera infancia tienen la capacidad de entender que algo está pasando, por qué el mundo de los adultos está suspendido, papá y mamá también se quedan en casa, se distribuyen roles, tareas y eso incluye acompañarlo en sus deberes escolares.

“A través de esos procesos de observación se van adaptando a la permanencia en su hogar. El gran reto lo tienen los adultos, quienes en su mayoría han delegado el cuidado de los hijos a la escuela, incluyendo la formación en la convivencia, los valores, la ética y la moral; el gran reto es que el adulto entienda que la escuela es corresponsable, pero la familia es responsable directa de formar para la vida social y comunitaria de sus hijos, los padres deben recuperar su rol de formadores”, agrega.

A su vez, Francisco Cajiao, señala que –en primer lugar– es necesario precisar que la primera infancia es un concepto muy general, y que existe una enorme diferencia entre un niño de dos años y uno de cuatro, o este y el de cinco. Lo que para él sí tienen en común es que ninguno puede ser bien atendido de manera virtual por el sistema educativo, así que la responsabilidad recae también sobre los padres y familiares.

Y añade que el aporte que pueden hacer los jardines infantiles y los colegios es orientar a las familias, ofrecerles ideas y eventualmente materiales, pero que es claro que no es útil ni conveniente plantar niños chiquitos frente a una pantalla durante horas, cuando ellos necesitan actividad, contacto personal y otros niños con quienes jugar y desarrollar muchas habilidades que solo se adquieren entre pares.

 

Tarea para los padres

En relación a cómo deben afrontar los padres esta situación con sus hijos pequeños, cuando ellos mismos también están siendo afectados al tener que trabajar desde casa, el Director de Primera Infancia del Ministerio de Educación Nacional asegura que la familia es el actor central y fundamental para la promoción del desarrollo de las niñas y niños, por cuanto es en este ciclo de vida que se cimientan las bases para el desarrollo personal, social, cognitivo, comunicativo, entre otros.

La evidencia científica, dice, ha sido clara en demostrar que la familia cumple este rol esencial, independientemente de las coyunturas sociales, como esta pandemia, por lo que en este sentido considera fundamental que como adultos se reconozcan las diferentes formas en que se interactúa con los niños y niñas, porque de esta manera se puede contribuir a su desarrollo.

“Por un lado, los adultos interactuamos con ellos y ellas cuando los acompañamos, es decir, cuando les expresamos y hacemos sentir que estamos allí para ellos, que son importantes, que reconocemos y comprendemos sus emociones, que su punto de vista es valioso y que les tenemos en cuenta. También interactuamos con ellos y ellas a través de acciones de cuidado, cuando respondemos amorosa y sensiblemente a sus intereses y necesidades, les brindamos soporte afectivo y comunicativo, y les ofrecemos confianza, respeto y reconocimiento”, advierte Vizcaíno.

Mientras que el Subdirector de educación de Comfenalco Quindío manifiesta que los padres deben aprender de los niños a ser honestos y tranquilos en la convivencia, permitiéndose expresar todos los sentimientos que les generan lo que está pasando, y que es una forma de establecer un diálogo permanente a través de la palabra y la comunicación no verbal.

 

Claves de la alternancia

De acuerdo con Juan Manuel Restrepo, responsable de educación de Comfama, los desafíos de la primera infancia en colegios y en hogar son muy diferentes, puesto que en la casa hay un espacio para el esparcimiento y encuentro con los niños, en el que incluso están profesores y mentores que acompañan el aprendizaje, pero precisa que cuando se piensa en esta población no se puede pensar en la virtualidad, sino en actividades que los lleven a los juegos, a interactuar y a transformarse en su espacio, lo que impone un reto mayor para los padres y las familias en casa, porque requieren para los niños más pequeños un acompañamiento más cercano.

Frente a cómo facilitar el entendimiento de esa nueva forma de aprender, de dejar de interactuar con los amigos y compañeros de clase, y de no jugar en los recreos, Restrepo cree allí se está perdiendo un elemento fundamental del aprendizaje, que va más allá de los procesos explícitos de la clase o de la interacción con el profesor, aunque puedan parecer espacios invisibles, sí son esenciales para desarrollar las actividades socio-emocionales, como los momentos para conversar y otros más relacionados a un centro de experiencia, puede llevar a que el aprendizaje sea muy diferente, porque no solamente se están aprendiendo aspectos cognitivos dentro de un colegio, sino habilidades fundamentales para la vida y muchas de ellas suceden en espacios no formales dentro de las instituciones educativas.

En esa línea, Jaime Rafael Vizcaíno, Director de Primera Infancia del Ministerio de Educación Nacional, recalca que la intención de que las niñas y los niños retornen progresivamente bajo el esquema de alternancia al entorno educativo cobra fuerza y se presenta como un desafío que convoca el esfuerzo y compromiso de todos los adultos que son corresponsables de su desarrollo integral. “Como familias, educadores, directivos, tomadores de decisiones, cuidadores y adultos, podemos actuar con convicción para lograrlo de la mejor manera. Al comprender los beneficios que puede traer esta decisión sobre su bienestar físico, emocional, su potencial creativo y su necesidad de socialización y encuentro con los otros”.

La alternancia, aclara, parte de un principio básico: la continuidad y complementariedad del proceso educativo entre el entorno hogar y el educativo; lo que implica, por un lado, mantener una permanente comunicación entre las familias y las maestras, de manera que se logre comprender que las experiencias que se vive en el hogar y en el entorno educativo se integran, con el fin de organizar de manera sistemática e intencionada la ruta que orienta las acciones de promoción de su desarrollo, aprendizaje, bienestar y protección.

Por otro lado, alerta que se requiere de un trabajo conjunto que permita acordar las medidas de bioseguridad que, tanto en el hogar como en el desplazamiento al escenario educativo y dentro de este, se deben garantizar para generar las condiciones de seguridad necesarias y que brinden tranquilidad y confianza a las familias y al talento humano del escenario de educación inicial.

“Es así como este proceso supone un trabajo colaborativo coordinado, solidario y concertado en el que las familias y el talento humano analizan diversos factores, toman decisiones conjuntamente, se cuidan mutuamente, reorganizan y adecúan las rutinas familiares y las de la jornada de atención, para que en sus dinámicas se favorezcan tiempos y espacios que den lugar a la promoción de su desarrollo y aprendizaje en condiciones de bioseguridad.

El juego, la exploración, las expresiones artísticas y la literatura son actividades propias de las niñas y niños, son las formas como se relacionan con el mundo para comprenderlo, representarlo y hacerlo suyo”, añade el Director de Primera Infancia del Ministerio.

En tanto que para Ariel Arias los niños son transformadores de mundos, y ellos crean espacios, personajes, historias y juegos, en los cuales integran de forma gentil a los adultos que los acompañan, por lo que es importante que el adulto se dé el permiso de establecer nuevos diálogos con sus hijos y nuevas formas de interactuar con los mundos posibles que ellos crean.

“Es clave que los niños a partir de pequeños actos de amor, sepan que esto es temporal, pasará y que volverán a estar con los miembros de su comunidad, que será de forma diferente, con más cuidados y nuevas normas de convivencia, y que por el momento debemos recrear nuestros espacios, para disfrutar juntos de la convivencia con papá, mamá y hermanos”, recomienda, al tiempo que destaca que la observación hace parte de la experiencia de aprender del niño, por medio del ejemplo que le da el adulto, y que el niño se apropia de hábitos, rutinas y rituales, al igual que de valores de responsabilidad y disciplina.

Por eso, el papel del adulto consistirá en orientar las metas que se deben alcanzar cada día, revisar con el niño sus alcances, generando nuevos retos, con el acompañamiento de los maestros del sector escolar. En este sentido, el Subdirector de Educación de Comfenalco Quindío piensa que es importante saber que no se están evaluando contenidos, sino procesos de aprendizaje cualitativos, orientados al desarrollo cognitivo de los niños, de acuerdo con sus pre-saberes y avances personales, y que el padre de familia comprenda que los niños aprenden a través de su individualidad y, por lo tanto, de manera diferente.

Sin embargo, según Francisco Cajiao, en realidad esta no es una nueva forma de aprender que sustituya la vida escolar, sino una catástrofe que está atrasando enormemente todos los aprendizajes fundamentales. “Es vital no caer en la trampa de pensar que esta pandemia ha llevado a descubrir la gran panacea universal en las tecnologías. Esto puede ser verdad para los profesionales, asesores y consultores y eventualmente para estudiantes de educación superior, pero nunca para los niños pequeños”.

Todo este panorama lleva a los colegios, jardines infantiles, centros de desarrollo infantil y demás oferta a que acompañen de manera sensible a las familias en este proceso de retorno progresivo, reconozcan sus dinámicas para no generar saturación, estén presentes con toda su experiencia en la atención presencial y no presencial para atender sus inquietudes, y les acompañen en la realización de actividades en casa que no se conviertan en una carga, sino en oportunidades para inspirar, aprender y disfrutar juntos en familia.

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