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Publicado 17 de octubre de 2023

El derecho a ser feliz

Sylvia Ramírez, consultora de felicidad y personal branding, nos regala tres grandes consejos para tomar el liderazgo de nuestras vidas: priorizar los momentos de alegría sobre el dolor, creer realmente en la capacidad de ser felices y ser auténticos en vez de buscar la aprobación de los demás.

Por: Comité Editorial, Asocajas

La palabra liderazgo tradicionalmente está asociada a la capacidad de una persona de generar impacto en comunidades, mover masas, o guiar a un grupo de personas. Sin embargo, pocas veces este concepto se ha ligado a las acciones que individualmente realizamos para ser “líderes” de nuestra propia vida y cumplir nuestros sueños, anhelos y metas.

¿Es el liderazgo el camino para ser feliz? Desde hace 21 años la consultora Sylvia Ramírez, quien de forma autodidacta se ha dedicado al estudio espontáneo de la felicidad, precisa que la primera manifestación de liderazgo de un ser humano en su vida es crear una relación consigo mismo para animarse a ser feliz.

Sin embargo, “La felicidad es un derecho, no una obligación”, dice con plena seguridad, pues considera que hoy vivimos en un mundo saturado de narrativas de éxito profesional, en el que las redes sociales nos venden la falsa imagen de lo que sería una vida perfecta y en el que estamos en constante comparación unos con otros; lo que desdibuja el derecho de ir por la vida a nuestro propio ritmo. “Nadie sabe lo que se siente estar debajo de su propio pellejo, tomar decisiones y enfrentar desafíos. Solo usted sabe lo que se siente ser usted”, agrega.

Embarcarse en el camino de encontrar la felicidad exige explorar rutas que no van a ser iguales para todos. No existen fórmulas mágicas para ser felices. Sin embargo, la consultora plantea tres consejos que denomina “cables”, que, unidos, nos facilitan el proceso e incrementan las posibilidades de vivir plenamente.

El primer cable

Según Sylvia Ramírez, es contraintuitivo, porque si bien todos preferimos la felicidad antes que la tristeza, existe una fuerte adicción hacia el dolor. ¿Qué significa esto? El dolor nos hace sentir vivos y genera empatía en el otro.

“Por ejemplo, cuando uno conoce a una persona en el campo amoroso y esta nos cuenta una historia de dolor que sufrió de una relación en el pasado, generamos una empatía instantánea. Y no es de forma consciente que lo hacemos, porque no buscamos manipular o influir al otro con nuestra historia, sino que es un atajo para conectarnos con el otro”, explica la autora del libro La felicidad a prueba de oficinas.

Decidir ser feliz implica abrazar tanto los momentos oscuros como los luminosos, reconociendo que nuestras historias de dolor no nos definen por completo. Es alejarnos de la narrativa de la compasión para elegir una nueva que relata momentos más agradables, como haberse titulado de una profesión o cumplir metas personales. “Usted tiene el derecho de concluir que aún cuando algo fue tremendamente doloroso, no será lo más importante que haya pasado en su vida. Es la forma en que empezaremos a animarnos a ser felices en el plano inconsciente”,  añade Sylvia.

El segundo cable

La consultora propone incrementar las posibilidades de disfrutar más la vida y creer en la felicidad. Es un paso fundamental en el camino hacia una vida plena. Existe la creencia de que este sentimiento es un privilegio reservado para otros, una quimera que limita el potencial de liderazgo interno. Muchas veces decimos: si hubiese nacido en otra parte o si fuera más inteligente o con mejores atributos físicos, sería más feliz.

Siempre buscamos una justificación para no ser felices. No creer en esa posibilidad y  apegarse a pensamientos negativos, conlleva a tomar decisiones poco efectivas y acertadas. Un cambio de mentalidad ayuda a creer que las cosas son realizables, permitiendo que el cerebro se convierta en un aliado poderoso para lograr metas. Así como una vez creímos en nuestras capacidades profesionales y académicas, se necesita cultivar la convicción de que merecemos y podemos alcanzar la felicidad.

El tercer cable

 Ser auténticos y dejar de “jugar para la tribuna” es la última propuesta de Ramírez, quien insiste en que disfrutemos la vida sin tener que agradar a todas las personas que nos rodean. La verdadera felicidad se encuentra en la autenticidad, la cual se logra cuando dejamos de esforzarnos por complacer a otros y nos enfocamos en ser fieles a nosotros mismos.

Una invitación final

En la búsqueda constante de aprobación y aceptación a menudo nos perdemos. Liberarnos de esa carga de agradarle a todos abre un espacio para vivir de acuerdo con nuestros valores y deseos auténticos. El consejo de Sylvia Ramírez es unir estos tres cables para llevar una vida más alineada con nuestra esencia, en la que podamos entrelazar el dolor con experiencias más agradables y en la que nos liberemos de las expectativas ajenas. La felicidad es un derecho y un viaje personal, en el que cada quien tiene la capacidad de liderar una vida plena y significativa.

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